Federico García Lorca nació en
Fuentevaqueros, un pueblecito de la vega de Granada, el 5 de junio de 1898.
Hace hoy exactamente 115 años. Se trata de una cifra demasiado redonda como
para no dedicarle una entrada –y de paso, desempolvar un poco esto-; pero he de
confesar que no me hubiera acordado si no hubiera visto una auténtica avalancha
en Twitter con frases y fotos del poeta. Reproduzco la secuencia de
pensamientos que han tenido lugar en mi cabeza:
1) ¡Qué maravilla! Por un día,
es tendencia en Twitter “Federico García Lorca” y no cualquiera de los
zangandungos de Gran Hermano…
2) Pero, por otra parte… Qué
lástima que Lorca comparta espacio con todos esos petimetres, como uno más…
Visto así, es una forma de banalizarlo.
3) ¿Cómo se ha podido enterar
toda esta gente, la mayoría de los cuales no ha leído un libro de Lorca en su
vida, y se me ha podido pasar por alto a mí, que me declaro lorquiana hasta la
médula?
La respuesta ha llegado
inmediatamente, precisa como una saeta:
Google, por supuesto.
Google y sus originales doodles
que homenajean aniversarios de nacimientos, de muertes… Hay que reconocerle la
gracia al de hoy. Eso sí, no creo que todo el mundo se haya percatado de que la
imagen es un guiño de la obra lorquiana Bodas de sangre. ¿Para qué tantos
detalles? El gentío ha visto el doodle de hoy, y se ha apresurado a tuitear
frases, poemas y fotografías. ¡Y qué lorquianos nos volvemos todos de pronto!
¡Qué maravilla! Eso sí, de tuitear a leer una obra del granadino… Eso ya es
mucho para el cuerpo, ¿no?
Postureo, lo llaman en el
lenguaje de Twitter. Aunque dicha palabra no está registrada aún en los
diccionarios, la página Wikilengua la define así:
El término “postureo” es un
neologismo acuñado recientemente y usado especialmente en el contexto de la
redes sociales y las nuevas tecnologías, para expresar formas de comportamiento
y de pose, más por imagen o por las apariencias que por una verdadera motivación.
Que es exactamente lo que está
ocurriendo hoy con Lorca. O lo que ocurrió hace un mes con la exposición de
Salvador Dalí en el Reina Sofía. De repente, la sociedad se volvió
profundamente daliniana, aunque muchos no supiesen ni situar al pintor en una
época determinada. Pero nos sentimos cultísimos hablando de Lorca o de Dalí, ¡y
lo bien que queda!
Federico, siempre con ese
humor chispeante, se partiría de risa ante esta situación. También le gustaría,
porque era muy presumido y le encantaba sentirse el centro de atención. Pero después,
cuando no lo viesen, se reiría de todos ellos y de su absurdo postureo.
Para Lorca no era tan
importante el cumpleaños –me hubiera perdonado que se me olvidara-, porque
antiguamente, en regiones como Andalucía y Extremadura, se celebraban mucho más
los santos. San Federico se celebra el 18 de julio –y éste me lo sé porque
Santa Marina es el mismo día-, y los García Lorca se reunían cada año con este
motivo en la Huerta de San Vicente, su casa de Granada.
Cumplir años no era algo que
le apasionase especialmente a Lorca. Más si sabemos que él siempre gustaba de
quitarse dos, afirmando que había nacido en 1900 y no en 1898, tal vez por el
significado que entraña esta fecha. 1898 fue el año en que España perdió las
últimas colonias, tras lo cual se extendió un profundo pesimismo nacional, en
cuyas aguas nacería la Generación del 98 –o de fin de siglo, como se viene
llamando ahora-, que es la inmediatamente anterior a la de Lorca. En los
tiempos de Lorca y de su generación, la del 27; la Generación del 98 era contemplada
a menudo como demodé. Y quizá a Federico no le hacía ninguna gracia que lo
relacionasen directamente con esa fecha.
Se cumplen hoy 115 años de su
nacimiento, pero él sólo vivió 38. Sus asesinos se encargaron de cortar de un
tajo una brillantísima carrera que comenzaba a entrar en su etapa de madurez.
¿Qué podría haber escrito aún
Lorca? ¿Qué nuevos descubrimientos literarios nos aguardaban? Murió con una obra
teatral inacabada, cuyo manuscrito se haya perdido, y del que únicamente
sabemos –por cartas del propio Federico- su título: La fuerza de la sangre. Él
mismo afirmaba que iba a suponer una auténtica revolución.
Condenemos este crimen.
Admiremos a García Lorca. Reivindiquemos su memoria, las investigaciones para
lograr que sus restos tengan un mejor reposo que una cuneta. Leamos su obra,
asombrémonos con su filosofía oscura y vitalista. Desangrémonos con sus poemas…
Que no se quede todo en un
postureo en Twitter por el 115º aniversario de su nacimiento.
Ante esta situación, quisiera
rescatar una frase del propio Lorca que, en mi opinión, resume también mi
pensamiento:
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